¡Hola de nuevo! ¿Cómo lleváis las vacaciones? ¡Espero que las estéis disfrutando al máximo! :D
Después de hacer un pequeño sondeo en mi Facebook sobre qué tema preferíais que tratase esta semana, me he puesto a trabajar en el más votado: cómo transmitir sentimientos en las novelas; así que hoy os voy a dar unos pequeños consejos al respecto. Ya sabéis, si queréis aprender a emocionar a vuestros lectores, a conseguir traspasar las barreras que os separan de ellos, o simplemente queréis mejorar como escritores, seguid leyendo :)



Quieres conseguir que tus lectores experimenten los sentimientos de tu protagonista como propios, que se sorprendan, que se enfaden o que lloren, pero no sabes cómo lograrlo. Si crees que tus descripciones son inútiles porque no consiguen transmitir lo que quieres, posiblemente es que falles en alguno de los dos elementos básicos: la adjetivación y la ambientación.
La adjetivación y la ambientación juegan papeles claves a la hora de emocionar a tus lectores, ya que la primera se encarga de comunicar los sentimientos del personaje y la segunda de crear un halo que le acompaña y hace comprender al lector el por qué de ese sentimiento. Una buena utilización de estos dos elementos hará que las emociones fluyan y atraviesen la novela.


Para conseguir una buena y correcta adjetivación tienes que tener muy presente en tu cabeza una palabra: precisión. La transmisión de las emociones nace de la precisión con la que utilicen los adjetivos. No es cuestión de que llenes párrafos enteros de adjetivos, sino que elijas el adjetivo adecuado, el que realmente comunica al lector lo que el personaje siente en ese momento.


La ambientación guarda una relación bidireccional con la adjetivación. Ambas están relacionadas entre sí, ya que la adjetivación se puede emplear para crear la ambientación y viceversa. Como es obvio, no es lo mismo escribir "el día era soleado, lleno de brillo y color" que "el día era frío y hostil" para expresar un sentimiento de tristeza. Un ambiente más ennegrecido siempre acompañará mejor a este sentimiento -¡a no ser que a nuestro personaje le encanten los días grises!-. En definitiva, la ambientación debe acompañar lo mejor posible al sentimiento de nuestro personaje.


Ahora que ya tienes claro que estos dos elementos influyen de manera directa en la transmisión de emociones, te recomiendo que practiques. Para ello, vamos a hacer una actividad. Solo necesitas papel y lápiz. Venga, que te espero :P
El ejercicio consiste en reflexionar sobre cómo te sientes ante diferentes emociones, así que para empezar escribe arriba de la hoja el sentimiento que quieras trabajar, por ejemplo, la felicidad.  Ahora escribe una situación en la que lo hayas sentido, por qué lo sentiste y cómo era la situación que te acompañaba. Por último, escribe varios adjetivos que describan tu sentimiento y la ambientación que te rodeaba.
Esta actividad te ayudará a conectar mejor con tus propias emociones, a entenderlas y a detectarlas. Nunca olvides que una buena transmisión de emociones depende también de la comprensión propia que tienes de las tuyas, así que mientras más las trabajes, mejor podrás transmitirlas.

Espero que os haya servido y sobre todo, que desde ahora en adelante logréis transmitir mejor los sentimientos de vuestros personajes y conseguir emocionar a vuestros lectores :D. Como siempre, dejadme vuestra opinión en la cajita de comentarios: ¿qué os parecido la entrada? ¿Se os da bien transmitir u os cuesta? ¿Qué hacéis vosotros cuando queréis emocionar a vuestros lectores? No olvidéis suscribiros para no perderos ninguna entrada y nos vemos el viernes con un nuevo capítulo de Forgotten :D